Primer Trabajo Práctico para 4to 1era
Primer Trabajo Práctico para 4to 1era
Asignatura: Historia
Profesor: Esteban Nieva
PRESIDENCIA DE JUSTO JOSÉ DE URQUIZA
La Confederación inició su etapa constitucional con serios problemas económicos y financieros: falta de recursos, dependencia del puerto de Buenos Aires para el comercio exterior, trabas interiores derivadas de las aduanas provinciales y derechos de tránsito, dificultades en las comunicaciones y en el tránsito de mercaderías, escaso desarrollo de la agricultura y estancamiento de la industria artesanal. La organización del tesoro nacional presentó dificultades por la escasa recaudación de las aduanas exteriores de la Confederación y la falta de un sistema impositivo eficiente; de allí la penuria económica de la administración confederal. Tampoco se acertaba a crear un sistema bancario confiable, por lo que el crédito le resultaba muy costoso y los sucesivos intentos de emitir papel moneda terminaron en tantos fracasos.
Ante la inminencia del conflicto, Estados Unidos, Reino Unido, Brasil y Paraguay trataron de interceder amistosamente. Pero ni Alsina ni Mitre aceptaban nada que no fuera la renuncia de Urquiza o la guerra.Por su parte, Urquiza –que desde 1852 había intentado negociar siempre– estaba ahora particularmente furioso por el asesinato de Benavídez y por la apología del crimen en que habían incurrido los periódicos porteños.
Asignatura: Historia
Profesor: Esteban Nieva
PRESIDENCIA DE JUSTO JOSÉ DE URQUIZA
La división entre la Confederación y Buenos Aires planteó un problema a los representantes diplomáticos acreditados en la Argentina: si bien reconocían la autoridad de Urquiza sobre todo el país, la enorme mayoría de sus intereses comerciales y sus ciudadanos residentes estaban en Buenos Aires. De modo que sostuvieron ministros plenipotenciarios en Paraná y cónsules en Buenos Aires, tratando de mediar a favor de la unión nacional.
Pese a la importancia que el gobierno nacional daba a las relaciones con las principales potencias extranjeras, su primera prioridad fue lograr el reconocimiento de la independencia argentina por parte de España. Juan Bautista Alberdi representó a la Confederación ante la corona española, logrando la firma de un tratado con España el 9 de julio de 1859, por el cual la antigua metrópoli reconocía la independencia argentina; el mismo fue rechazado por Buenos Aires, debido a que se reconocía la ciudadanía española de los hijos de españoles nacidos en la Argentina, esto es, el ius sanguinis, lo que significaba convertir a la muy necesaria inmigración en una amenaza a la nacionalidad argentina.
Gran Bretaña logró la anulación del tratado de 1849, por el cual Rosas había obligado a ese país a reconocer la soberanía argentina sobre sus ríos interiores.
También se reiniciaron relaciones diplomáticas con la Santa Sede, con la cual la Argentina no había tenido relación alguna desde las discusiones sobre el patronato eclesiástico durante la década de 1830.
Las relaciones con el Brasil estuvieron orientadas principalmente a la cuestión de la navegación de los ríos y a las relaciones de ambos países con el Paraguay. La relación con este último país —celoso defensor de todos los atributos de su soberanía— se vieron empañadas por la firme actitud del gobierno paraguayo ante las potencias extranjeras, especialmente con relación a Estados Unidos, que estuvo a punto de atacar a ese país por un incidente menor. La favorable resolución de ese problema facilitó la mediación paraguaya para resolver los conflictos entre Buenos Aires y la Confederación en 1859.
Situación financiera
La Confederación inició su etapa constitucional con serios problemas económicos y financieros: falta de recursos, dependencia del puerto de Buenos Aires para el comercio exterior, trabas interiores derivadas de las aduanas provinciales y derechos de tránsito, dificultades en las comunicaciones y en el tránsito de mercaderías, escaso desarrollo de la agricultura y estancamiento de la industria artesanal. La organización del tesoro nacional presentó dificultades por la escasa recaudación de las aduanas exteriores de la Confederación y la falta de un sistema impositivo eficiente; de allí la penuria económica de la administración confederal. Tampoco se acertaba a crear un sistema bancario confiable, por lo que el crédito le resultaba muy costoso y los sucesivos intentos de emitir papel moneda terminaron en tantos fracasos.
Un proyecto del ministro de Hacienda, Mariano Fragueiro, llevó a la creación del Banco Nacional de la Confederación, que abrió sus puertas en 1854 y emitió papel moneda. Pero este carecía de respaldo, de modo que se debió declararlo de curso forzoso; las provincias lo rechazaron y los comerciantes se negaron a aceptarlo. El banco debió cerrar y se retiró de circulación el papel moneda.
Entonces se decidió atacar la estructura económica del país dividido, que beneficiaba a Buenos Aires: la Ley de Derechos Diferenciales –sancionada en 1856– buscó incrementar el comercio de la Confederación con las potencias extranjeras y perjudicar los intereses de Buenos Aires. La ley establecía que las mercaderías extranjeras provenientes de cabos adentro –esto es, previamente desembarcadas en otro puerto del Río de la Plata– que se introdujesen en la Confederación pagarían el doble del derecho ordinario al que estaban sujetas las que entraban directamente a los puertos de la Confederación; una ley posterior estableció derechos diferenciales a la exportación.
Sin embargo, las medidas no dieron los resultados esperados: aunque aumentó el volumen comercial en el puerto de Rosario e incluso un financista brasileño —el Barón de Mauá— fundó un banco en esa ciudad, Buenos Aires seguía siendo el centro financiero del país. La necesidad apremiante de dinero fue solucionada con nuevos empréstitos, como los contratados con Mauá, pero los intereses a que se pudo conseguir el dinero fueron excepcionalmente altos, llegando al 24%. Urquiza llegaría a la conclusión de que el único camino para terminar con los problemas económicos de la Confederación era la reincorporación de la provincia disidente a cualquier precio.
Buenos Aires y las provincias interiores
Durante la gobernación de Pastor Obligado, la provincia rebelde sancionó su propia constitución y disfrutó un rápido crecimiento económico.
Tras la derrota de Lagos, la mayor parte de los federales porteños habían emigrado a Paraná, Rosario o Montevideo, desde donde planeaban regresar por medio de la invasión de su provincia. En enero de 1854, Lagos ocupó brevemente el norte de la provincia por pocos días. En noviembre del mismo año, el general Jerónimo Costa avanzó al frente de 600 hombres, pero fue derrotado.
En diciembre de 1855 hubo un nuevo intento, cuando José María Flores desembarcó en Ensenada, mientras Costa lo hacía cerca de Zárate con menos de 200 hombres. El gobernador Obligado dictó la pena de muerte para todos los oficiales implicados en esa invasión, declarándolos oficialmente bandidos. Flores logró huir, pero Costa avanzó hacia Buenos Aires con sus escasas tropas. El 31 de enero de 1856 fue derrotado por Emilio Conesa cerca de San Justo; la mayor parte de los soldados fueron muertos cuando se rendían, y los oficiales fueron fusilados dos días más tarde.
Los federales clamaron por venganza, pero Urquiza decidió ser más prudente: firmó un Tratado de Pacificación con Buenos Aires, que permitió a ambos bandos gozar de tres años de paz.
Durante la gobernación de Valentín Alsina, elegido en 1857, el gobierno porteño adoptó una política muy agresiva, rechazando la Ley de Derechos Diferenciales, y dejando de lado los tratados de paz. Para quebrar la resistencia de la Confederación, apoyó en las provincias movimientos tendientes a integrarse en un proceso de unidad bajo su dirección. La prensa porteña se volvió aún más agresiva, incitando al gobierno porteño a la guerra contra la Confederación o a la independencia definitiva.
Las provincias interiores eran periódicamente sacudidas por revoluciones; las dos más estables eran las de Santiago del EEstero y Corrientes, cuyos gobiernos eran considerados más inclinados hacia la política de Buenos Aires que a la de Urquiza.
Hacia una nueva guerra civil
El asesinato, en 1859, del caudillo sanjuanino Nazario Benavídez fue festejado por la prensa porteña: Sarmiento consideró su muerte como un triunfo de la "civilización" y el diario La Tribuna le auguró el mismo destino a Urquiza. El presidente Urquiza envió una intervención federal, que descubrió abundantes vinculaciones de los revolucionarios con el gobierno de Buenos Aires.
La intervención de los porteños en la política interna de otra provincia causó gran indignación en el gobierno de Paraná: una ley desconoció todo acto público generado por el gobierno porteño, y en mayo de 1859, el Congreso ordenó la movilización militar de la población y autorizó a Urquiza resolver el problema de la unidad nacional[70]
El jefe del ejército porteño, coronel Bartolomé Mitre, recibió orden de invadir la provincia de Santa Fe.
Cepeda
Ante la inminencia del conflicto, Estados Unidos, Reino Unido, Brasil y Paraguay trataron de interceder amistosamente. Pero ni Alsina ni Mitre aceptaban nada que no fuera la renuncia de Urquiza o la guerra.Por su parte, Urquiza –que desde 1852 había intentado negociar siempre– estaba ahora particularmente furioso por el asesinato de Benavídez y por la apología del crimen en que habían incurrido los periódicos porteños.
Los buques de guerra porteños bloquearon el puerto de Paraná, pero un motín en uno de estos barcos, que fue entregado al gobierno nacional, obligó a levantar el bloqueo. A mediados de octubre, tras un breve combate naval, la escuadra federal se presentó frente a Buenos Aires.
El ejército de la Confederación, dirigido por Urquiza, inició la campaña hacia Buenos Aires desde Rosario; estaba formado por 14 000 hombres –de los cuales 10 000 de caballería y 3 000 de infantería– con 35 cañones y obuses; varias divisiones de indígenas ranqueles figuraban como auxiliares.
El ejército porteño operaba desde San Nicolás de los Arroyos; contaba con 9000 hombres –de los cuales, 4700 infantes y 4000 jinetes– con 24 piezas de artillería,bajo el mando de Mitre, ministro de guerra. Las fuerzas porteñas estaban muy disminuidas porque gran parte de sus fuerzas debían proteger la frontera de su provincia de las invasiones de los indígenas, algunos de los cuales –como Juan Calfucurá– eran aliados de Urquiza y sus incursiones formaban parte de la estrategia de este.
El 23 de octubre se inició la Batalla de Cepeda. Antes de lanzarse al ataque, Urquiza arengó a sus tropas:
La ventaja inicial favoreció a la infantería porteña, pero un hábil uso de la caballería por parte de Urquiza le permitió tomar la ofensiva, e incluso tres batallones porteños fueron destruidos. Una maniobra de flanco ordenada por Mitre desorganizó toda la formación, y la noche detuvo la batalla cuando la victoria de la Confederación era ya evidente.
Los porteños sufrieron muchas bajas: 100 muertos, 90 heridos y 2000 prisioneros, además de 21 cañones. Los nacionales tuvieron 300 bajas fatales. En medio de la noche, Mitre comandó una ordenada retirada hacia San Nicolás, adonde llegó pasado el mediodía siguiente con sólo 2000 hombres. A continuación embarcó todo su ejército, y –tras un breve combate– logró trasladarlo a Buenos Aires.
El Pacto de San José de Flores
Urquiza avanzó rápidamente sobre la ciudad; en su camino envió a la ciudad varias proclamas pacifistas, como la que decía:
Aunque hubiera podido entrar a Buenos Aires por la fuerza, prefirió acampar cerca de ella –en el pueblo de San José de Flores– desde donde inició negociaciones. Durante todas las tratativas, Urquiza mantuvo la amenaza de un inmediato asalto a la ciudad, con lo que el 8 de noviembre obtuvo la renuncia de Valentín Alsina.
Como consecuencia de complicadas negociaciones –durante las cuales ofició de mediador Francisco Solano López, hijo del presidente paraguayo– el 11 de noviembre se firmó el Pacto de San José de Flores, también llamado de Unión Nacional, entre Urquiza y el gobernador provisional Felipe Llavallol. El mismo establecía que Buenos Aires se declaraba parte integrante de la Confederación y renunciaba al manejo de sus relaciones exteriores, pero revisaría la Constitución de 1853 por medio de una convención provincial y propondría reformas a la misma. Se declaraba nacionalizada la Aduana de Buenos Aires, pero la Nación compensaría los ingresos de la provincia de Buenos Aires durante cinco años, en la medida en que fueran inferiores a los del año 1859. Una cláusula que no fue incorporada al Pacto pero que fue acordada de palabra entre las partes establecía que la reincorporación de la provincia a la Nación se haría después de finalizado el período presidencial de Urquiza.
Muchos federales del interior estuvieron en desacuerdo con el Pacto: desde su punto de vista, Urquiza había llegado a San José de Flores como vencedor, y había negociado como si él hubiera sido el vencido; en vez de castigar a la provincia por su rebeldía, se la había premiado. Uno de los críticos fue el general Ricardo López Jordán, uno de los jefes vencedores en Cepeda.
🗣️👉 Vídeo de Fijación "Presidencia de Urquiza"
🗣️👉 Vídeo de Interés "Argentina entre 1851 a 1860"
🗣️👉 Vídeo Roberto Rimoldi Fraga " Argentino hasta la Muerte"
ACTIVIDAD:
📌 Realizar una monografía sobre la presidencia de Urquiza.
📌 Escuchar atentamente la canción "Argentino hasta la Muerte" de Roberto Rimoldi Fraga y hacer una breve comentario sobre lo que expone en la canción. Que luego en grupos los analizaremos.
Hola profre había que hacer la monografía del texto o del video o de los dos? 🤔
ResponderEliminarUna monografía sobre el texto. Sobre el video tienes que hacer tus comentarios y en clases con todos los alumnos reunidos vamos a hacer nuestros comentarios sobre el video
Eliminarbuenas noches profe nos puede explicar que es una monografía
ResponderEliminarsoy Gabriel Ramos es el correo de mi madre. gracias profe
ResponderEliminartiene una estructura una monografía o debemos realizar un comentario como un resumen de lo leido.
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